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La ELA y los campos electromagnéticos

Un estudio afirma que la exposición en el lugar de trabajo a campos electromagnéticos, aunque sean de muy baja frecuencia, puede estar vinculada a la duplicación en el riesgo de desarrollar ELA. Así lo sugiere una investigación publicada en la edición “Occupational & Environmental Medicine” de la que se hace eco la agencia de noticia Europa Press.

No es la primera investigación que relaciona el desarrollo de la ELA con la exposición en el lugar de trabajo a campos electromagnéticos de muy baja frecuencia, descargas eléctricas, disolventes, metales y pesticidas. En todas ellas, los errores en el diseño del estudio y/o en los métodos empleados restaban fuerza a las vinculaciones encontradas.

Precisamente para evitar estos problemas, los autores de este nuevo trabajo tomaron como referencia el “Estudio de Cohorte de los Países Bajos” que ha estado analizando la dieta y el cáncer. Esta investigación ha implicado a más de 58.000 hombre y más de 62.000 mujeres, todos ellos de entre 55 y 69 años cuando se incorporaron por primera al estudio en 1986.

Se comparó a los participantes que habían fallecido por una enfermedad neurona motora (76 hombres y 60 mujeres) con alrededor de 4.000 que habían sido seleccionados al azar para los propósitos del presente estudio. Tras estudiar sus detalladas historias de empleo descubrieron que los altos niveles de exposición a campos electromagnéticos se limitaban en gran medida a los hombres. Durante 17 años se siguió la salud neurológica y 76 hombres y 60 mujeres sucumbieron a la ELA.

La exposición ocupacional a campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja se asoció con mayor riesgo de desarrollar ELA y que tenían más del doble de probabilidades de desarrollarla que aquellos que nunca habían estado expuestos en su trabajo.

Los otros factores ocupacionales evaluados sólo se asociaron débilmente con el riesgo de ELA en hombres y mujeres y no hubo evidencia clara de un aumento lineal del riesgo en función de la cantidad de exposición acumulada.

Según han señalado los científicos este estudio es observacional con lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre la causa y efecto. Además, los investigadores usaron la causa de la muerte (enfermedad de la neurona motora) en lugar de la incidencia de la ELA, por lo que algunas muertes podrían haber sido clasificadas erróneamente, y aunque la ELA es el tipo más común de enfermedad de la neurona motora, puede adoptar diferentes formas.

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