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Cuando aparecen los problemas para tragar

La disfagia o dificultad a la hora de tragar los alimentos (también líquidos e, incluso, saliva) es uno de los problemas más comunes que presentan los pacientes con ELA o con enfermedades neurológicas. Según datos de la Organización Mundial de Gastroentereología, una de cada 17 personas a lo largo de su vida padecerá disfagia.

“Podemos definir la ‘disfagia’ como la dificultad para la deglución o, de una forma más coloquial, como problemas para el paso de los alimentos desde la boca hasta el estómago. Dentro de la disfagia, además, hay niveles. Puede ir desde grados muy leves hasta formas muy severas, en las que incluso no se pueda deglutir absolutamente nada, que es lo que se conoce como ‘afagia”, explica la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD).

El hecho de no poder ingerir correctamente puede generar problemas de deshidratación, pérdida de peso y desnutrición. Incluso puede llegar a provocar complicaciones pulmonares como infecciones respiratorias y, dentro de ellas, las conocidas como “neumonías de repetición” (consecuencia de que el alimento se pase a la vía aérea).

Además, la disfagia no solo puede presentarse como una dificultad para iniciar la deglución, también puede aparecer como una sensación de parada del alimento en algún lugar del cuello o la región anterior del tórax.

Para tratar a estos pacientes a nivel hospitalario existen las Unidades de Disfagia formada por otorrinolaringólogos, rehabilitadores, logopedas, endocrinos y personal de enfermería. “En ella, y desde el Servicio de Endocrinología, se realiza una valoración del estado nutricional del paciente y se dan indicaciones para la adaptación de su dieta”, afirma la Dra. Carmen Aragón, especialista de dicho servicio en la Fundación Jiménez Díaz, señalando que “en aquellos casos en los que no es posible la alimentación por vía oral, se indica la colación de una sonda en el tubo digestivo a través de la que se administra nutrición”.

A juicio de esta experta, cuando la nutrición enteral (artificial) sea necesaria en el domicilio, tanto el paciente como sus cuidadores deben recibir educación sobre el manejo de ésta. “Puede constatarse que el tratamiento es adecuado cuando el paciente recupera y/o mantiene peso, mejora su masa muscular, y los parámetros proteicos en la analítica se encuentran dentro de la normalidad”, constata la endocrinóloga.

Tras el alta hospitalaria, el paciente debe continuar en el domicilio con la dieta pautada en el hospital y con la adaptación de líquidos, así como con las recomendaciones posturales y ambientales pautadas.

La rehabilitación a través de la logopedia puede ser clave para que el paciente recupere la calidad de vida perdida. En todo momento debe ser individualizada y adaptada al déficit del paciente con el objetivo de ayudarle a mejorar la función de tragar, normalizando en lo posible la dieta y el entorno en el que se realiza.

La disfagia es un problema aún muy desconocido para la sociedad e incluso el entorno sanitario pero tiene gran trascendencia y sus complicaciones pueden ser potencialmente graves.

 

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