Por primera vez una investigación descubre el mecanismo biológico que causa la destrucción de los nervios en la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y sugiere que el curso de esta enfermedad podría retrasarse e incluso revertirse en las primeras etapas.
Estos hallazgos han sido descubiertos por un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de Sackler y la Escuela de Neurociencia de Sagol de la Universidad de Tel Aviv.
Este estudio estuvo dirigido por el profesor Eran Perlson, los estudiantes de doctorado Topaz Altman y Ariel Ionescu junto con la colaboración del doctor Amir Dori, director de la clínica de enfermedades neuromusculares del Centro Médico Sheba (Israel).
Tal y como explica el profesor Perlson, “solo alrededor del 10% de los pacientes tiene antecedentes familiares con mutaciones genéticas conocidas. El 90% restante son un misterio”.
Esta enfermedad produce parálisis, resultante del daño a las neuronas motoras, “lo que conduce a la degeneración de las terminaciones nerviosas y a la pérdida de inervación muscular, que se traduce en la degeneración del nervio y la muerte de las neuronas de la médula espinal”, añade el profesor. “Con este estudio, los investigadores han conseguido entender el mecanismo biológico básico que causa el daño inicial detrás de esta cascada de reacciones”.
Los científicos se centraron entonces en revelar el vínculo que existía entre la acumulación de proteínas TDP-43 localizadas en el cerebro –normalmente esto se da en un 95% de los casos de ELA– y la degeneración de la sinapsis entre las terminaciones de las neuronas motoras y los músculos, llamadas uniones neuromusculares.
En las biopsias musculares, los investigadores encontraron que esta proteína se acumula muy cerca de estas uniones neuromusculares durante las primeras etapas de la enfermedad y antes de que manifieste síntomas graves.
Los modelos animales modificados genéticamente revelaron que la acumulación de TDP-43 en la unión neuromuscular inhibe la capacidad de sintetizar localmente proteínas que son esenciales para la actividad mitocondrial.
Esta disfunción conduce a la interrupción de la unión neuromuscular lo que conlleva la muerte de las neuronas motoras.
“En el momento en que inducimos el desensamblaje de los condensados de proteína TDP-43, se recuperó la capacidad de los nervios para producir proteínas, en particular, la síntesis de proteínas esenciales para la actividad mitocondrial”, apunta el principal autor del estudio.
Esto hizo posible que los nervios se regeneraran y así, se pudo probar “a través de medios farmacológicos y genéticos, que los nervios motores pueden regenerarse y que los pacientes pueden tener esperanza. De hecho, localizamos el mecanismo básico, así como las proteínas responsables, de la interrupción de los nervios de los músculos para su degeneración”.
Este estudio abre una nueva vía para desarrollar potenciales terapias contra la ELA que podrían disolver estos condensados de TDP-43 o aumentar la producción de proteínas esenciales para la función mitocondrial que podría sanar las células nerviosas.
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