La disfagia consiste en la dificultad para tragar la comida y las sustancias líquidas. Este trastorno es uno de los síntomas más habituales que padecen los pacientes con ELA.
Suele aparecer de forma más prematura en la ELA Bulbar, mientras que en la Espinal tiende a aparecer en fases más avanzadas de la enfermedad.
La presencia de la disfagia y los peligros y riesgos que corre ante ella el paciente hacen que el cuidador necesite una serie de orientaciones generales:
1.-La Postura. A la hora de ingerir alimentos es mejor que el paciente se encuentre sentado, ya sea en una silla de ruedas o sillón, con la espalda descansando sobre el respaldo, pies en el suelo y brazos encima de la mesa.
Si no es autónomo, el cuidador debe colocarse un palmo por debajo del paciente e introducir el alimento en su boca horizontalmente.
El paciente debe acostumbrarse a bajar la barbilla hacia el pecho a la hora de tragar para proteger las vías respiratorias y mantener la mirada al frente evitando los giros de cabeza.
2.-Textura de los alimentos. Para evitar el riesgo de las broncoaspiraciones –paso de la saliva, alimento y/o bebida a las vías respiratorias- los alimentos deben tener una textura semejante a las natillas o a un yogurt muy espeso.
3.-El entorno. Se debe mantener un ambiente tranquilo y entablar una comunicación con la persona que le anime a tragar de forma segura.
También es importante que el cuidador mantenga una velocidad adecuada y que la cantidad de alimento administrado vaya acorde con el ritmo y la capacidad.
4.-La higiene. Antes de iniciar la alimentación, se lavarán cuidadosamente con agua y jabón las manos de la persona con disfagia.
Además, es conveniente enjuagar su boca con agua fresca para propiciar la preparación de las glándulas gustativas.
Tras la alimentación se volverán a limpiar las manos y debemos centrarnos en la higiene bucal. En función del estado del paciente se utilizarán gasas, bastoncillos, colutorios rebajados con agua, etc.
5.-Signos de alerta: La pérdida de peso, deshidratación, infecciones respiratorias o la dificultad respiratoria son algunos de los avisos ante los que se debe consultar inmediatamente a un médico de atención primaria y/o a un especialista de referencia.
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